
12 Sep Cómo garantizar la seguridad en un parque solar
Un parque fotovoltaico de energía solar es una gran superficie de terreno, normalmente ubicado en terrenos rústicos, que cuenta con decenas de miles o incluso cientos de miles de paneles fotovoltaicos dedicados a la captación de la energía solar para transformarla en electricidad. Los paneles solares están interconectados entre sí a través de conductores eléctricos que se agrupan en áreas determinadas. Un parque solar de una hectárea puede contener hasta 1.000 paneles fotovoltaicos. La seguridad en un parque solar es un elemento clave ante tanta superficie.
Existen plantas fotovoltaicas de muchas hectáreas, lo que da una clara idea no solo de la capacidad de producción de energía que tienen y de lo importante que pueden ser para garantizar la sostenibilidad energética, sino también del gran valor económico que tienen estas plantas fotovoltaicas. Una planta fotovoltaica media puede suponer una inversión de varios millones de euros.
Una pequeña mirada a la historia de la energía fotovoltaica en España
El sector fotovoltaico nace en España en el año 2004 amparado en el Real Decreto 436/2004 de 12 de marzo por el que se establece la metodología para la actualización y sistematización del régimen jurídico y económico de la actividad de producción eléctrica en régimen especial, donde merecen una consideración especial las tarifas, primas e incentivos para instalaciones de energía solar fotovoltaica. Para este tipo de instalaciones se estableció la obligatoriedad de las compañías eléctricas de comprar la producción a un precio subvencionado que llegaba a ser del 575% de la tarifa oficial del precio de kW consumido.
En ese momento, el país con más sol era también el que menos lo aprovechaba para fines energéticos. El aprovechamiento térmico para el agua caliente sanitaria de los hogares, que obligaban a las nuevas edificaciones a incorporar estos sistemas (a pesar de ideas tan útiles como las llamadas “ordenanzas solares”), apenas contaba en 2004 con 282.300 m2 de colectores, frente a los 4,5 millones de m2 de Alemania (que cuenta con un 30 % menos de sol). En cuanto a la conversión eléctrica con paneles fotovoltaicos, se producía la paradoja de que mientras en España se ubican tres de las principales fábricas de ensamblaje a escala mundial, su implantación no podía ser considerada ni testimonial.
En este marco surgió la subvención del Estado sobre este tipo de instalaciones que provocó que numerosos usuarios domésticos se convirtieran en empresarios de centrales eléctricas fotovoltaicas en terrenos de su propiedad o en su vivienda y que aquellos que no disponían de posibilidad de instalar paneles propios, invirtieran en lo que se ha llamado huertos solares. El huerto solar era un nuevo concepto que permitía a distintos usuarios disponer en una misma área o parcela de sus propios paneles compartiendo el terreno, infraestructura, etc. Estas agrupaciones permitían además reducir los costes de instalación, mantenimiento y seguridad.
La alta demanda en el mercado de paneles solares, cuyo precio en aquel momento era bastante elevado, el importante esfuerzo en la inversión inicial y los periodos de aproximadamente 7-10 años para amortizar la inversión (dependiendo de la producción de energía, ubicación, topología de los paneles, eficiencia etc.), provocó una alta demanda en el mercado de paneles solares y escasez de los mismos. Por otro lado, el inversor buscaba minimizar, en la medida de lo posible, el coste inicial de inversión para reducir el periodo de amortización y comenzar a obtener beneficios.
Estos factores provocaron la aparición de un ‘mercado negro’ de paneles solares provenientes del robo de otras instalaciones ya realizadas. Pronto empezaron a denunciarse robos por todo el país en los que los ladrones conseguían hacerse con botines de cientos de miles de euros en muy pocas horas.
Frente a todo esto, las compañías de seguros, con el fin de proteger sus intereses, impusieron franquicias en los seguros de protección frente a robo y vandalismo de aquellas instalaciones desatendidas que se encontraban sin medidas de seguridad.
La Seguridad en una Planta Fotovoltaica
Frente al problema de seguridad por robo o vandalismo y las franquicias de las aseguradoras frente a estos conceptos, resulta lógico el planteamiento de considerar en el estudio de viabilidad las instalaciones específicas de seguridad que protejan y disuadan de marcar como objetivo a estas instalaciones solares fotovoltaicas.
Las plantas fotovoltaicas se trata de instalaciones de gran valor económico, normalmente instaladas en lugares aislados y con una gran superficie de extensión. Esto lo convierte en un blanco fácil para los ladrones, porque tienen miles de placas y de metros de circuitos de cables de cobre y aluminio que son fácilmente desmontables y que pueden alcanzar un gran valor en el mercado negro. Por todo ello garantizar la seguridad de la instalación fotovoltaica se convirtió en la principal preocupación de sus promotores.
Para el inversor, el perjuicio por el robo de paneles solares o cable, o la rotura de los mismos por actos vandálicos, genera un doble sobrecoste no previsto en los estudios de rentabilidad que motivan la inversión. En un primer lugar el coste de reposición de los materiales robados o dañados y en segundo lugar las pérdidas provocadas por la falta de producción de energía eléctrica hasta que la planta retorne a ser operativa (periodos de tiempo en algunos casos importantes).
Los robos se suelen cometer de noche, dado que los cables están sin producción y son fáciles de manipular. Debido al gran perímetro que tiene una planta fotovoltaica, tienen muchos puntos de entrada y si no se encuentra correctamente vigilada resulta difícil garantizar una adecuada protección.
La solución: confiar en una empresa de sistemas de seguridad especializada
La única forma de evitar estos robos es confiar en una empresa de seguridad especializada en la protección perimetral de parques fotovoltaicos, puesto que para garantizar la seguridad del parque solar hay que diseñar e instalar un conjunto de medidas que posibiliten la correcta vigilancia perimetral y evitar de ese modo la posible entrada de intrusos.
Microsegur con su experiencia y buena labor ha contribuido en varias ocasiones a la desarticulación de bandas que se dedicaban al robo de cobre en plantas solares, como los que podéis ver en el siguiente link:
A continuación, describimos algunas de las tecnologías necesarias para garantizar la seguridad de un parque solar:
Circuito cerrado de TV (CCTV)
La videovigilancia es esencial para poder evitar intrusiones en un espacio tan amplio. Es necesario contar con un buen equipo de video vigilancia que cubra todo el perímetro y que se eviten los ángulos muertos de las cámaras (que ya explicamos en nuestro artículo: Las zonas muertas en las cámaras de seguridad) y que opere en condiciones climáticas dinámicas a lo largo del año y con capacidad de funcionamiento tanto de día como de noche. Se suelen utilizar cámaras de visión convencional, apoyadas con focos de luz infrarroja (IR), para garantizar la vigilancia noctura, y/o cámaras térmicas. Además, se debe completar con las modernas tecnologías de sistemas de video análisis.
Los sistema de análisis de video son sistemas basados en el análisis del comportamiento. Sobre la imagen marcamos los parámetros de la detección que se pretenden realizar (velocidad, dirección, tamaño,…) y el sistema compara estos parámetros y otros adicionales con patrones prefijados o algoritmos de detección.
Una vez introducidos los parámetros de aprendizaje en el sistema de análisis de vídeo, el sistema estará preparado para poder detectar intrusos de forma automática.
Otros Sensores
Aquí juegan un gran papel todas las tecnologías que permiten detectar los intentos de acceso a la planta y que hacer activar la alarma. Nos referimos a los siguientes tecnologías: cables sensores microfónicos, sensores por vibración o cables de fibra óptica, barreras de microondas (MW), barreras de infrarrojos(IR), cañones de infrarrojo pasivos (PIR), sistemas enterrados (cables de presión, electromagnéticos, …). Todos estos sistemaspueden detectar la intrusión pero necesitarían de apoyo de cámaras fijas o cámaras domos para verificar las alarmas detectadas.
Servicio de Verificación de Alarmas
Para garantizar la seguridad del parque fotovoltaico debemos tener un buen sistema de vigilancia perimetral, pero, al menos, tan importante y necesario es contar con un adecuado servicio de verificación de alarmas.
Como hemos visto anteriormente, los elementos de detección de intrusión hacen disparar una alarma cuando esta se produce, con el fin de avisar a la empresa responsable de la seguridad.
Un buen servicio de verificación de alarmas debe reunir los siguientes requisitos:
1. Debe ser compatible con cualquier sistema de seguridad que esté instalado. Independientemente de la tecnología que se esté empleando, se debe atender correctamente cualquier aviso a la central receptora de alarmas.
2. Debe posibilitar una correcta gestión de las alarmas. El servicio de verificación de alarmas debe clasificar y priorizar todas las alarmas, falsas y reales. Para ello debe contar con mecanismos que gestionen adecuadamente las señales enviadas para optimizar mejor los recursos.
3. Debe permitir conocer y gestionar el estado de las instalaciones en tiempo real. Los clientes deben poder ver lo que pasa con su sistema de seguridad y todos los dispositivos que lo integran en todo momento.
Cuando se produce una alarma, la empresa de verificación puede acceder a las imágenes y grabaciones remotamente y hacer un análisis de la situación. Debe descartar las falsas alarmas y avisar al propietario y cuerpos de seguridad del Estado cuando se produzca una alarma real.
El sistema de vigilancia perimetral es monitorizado y se puede hacer una valoración sobre el correcto funcionamiento de las cámaras y detectores. En el caso de que algún detector o cámara falle, debe notificar para que sea reparada.
Las falsas alarmas pueden ser un verdadero quebradero de cabeza para los propietarios. Sería importante en este punto realizar una distinción entre falsa alarma y alarma indeseada. Aunque ambas deben ser procesadas y analizadas por los operadores de la central receptora de alamas, las falsas alarmas son normalmente producidas por disfunciones del sistema (incorrecta configuración, sensibilidad inadecuada, mantenimiento inadecuado, etc) mientras que las alarmas indeseadas son provocadas por causas reales de alarma que requieren una verificación humana para comprobar si se trata de intento de intrusión, lo cual sería considerado alarma real. Las alarmas indeseadas se pueden producir por la presencia de animales de cierto tamaño, insectos que se posan en las lentes de las cámaras, hierba de gran tamaño o ramas de los árboles, sombras, factores ambientales (lluvia, viento, …), luces de vehículos, …
La legislación española en materia de seguridad pretende minimizar en la medida de lo posible el efecto de falsas alarmas provocada por causas funcionales, por ello se establece que la instalación de seguridad de un parque fotovoltaico, como cualquier otra instalación de seguridad, sea adecuadamente mantenida mediante con al menos una revisión presencial y tres remotas anualmente.
En cualquier caso, a efectos operativos de la central receptora de alarmas, tanto las falsas alarmas como las alarmas indeseadas serán descartadas como falsas alarmas y puesto que vamos a considerar que el estado de implantación y mantenimiento de los sistemas es siempre el correcto, por unificar criterio nos referiremos a ambos tipos como falsas alarmas.
En las centrales receptoras de alarmas convencionales, cuando una cámara está dando demasiadas falsas alarmas esta se desactiva sin más, lo que provoca un agujero de seguridad en esa zona, que está sin vigilancia.
Frente a esto, un adecuado servicio de verificación de alarmas se caracteriza por realizar un análisis inteligente de los distintos sistemas y tipos de alarmas. La cámara no se desactiva, sino que se degradan en base a su comportamiento. Sigue detectando todas las alarmas y envía un informe. Cuando la cámara vuelve a funcionar con normalidad, la cámara se reactiva y se reincorpora al proceso normal de operación y vigilancia.
Por todo lo expuesto, es imprescindible tener un buen sistema de clasificación de alarmas. Actuar siempre que haya una alarma real y poder descartar con certeza las falsas alarmas para no desbordar al servicio de seguridad ni al cliente. De las falsas alarmas se obtienen datos que alimentan el algoritmo de seguridad, lo que permite intervenciones certeras cuando hay alarmas reales.
Como hemos visto en este post, la seguridad de un parque fotovoltaico necesita contar con todas las medidas tecnológicas para realizar un correcto control perimetral, pero también necesita un correcto mantenimiento y supervisión que evite confusiones y situaciones indeseadas. Tan importante como el diseño y la tecnología instalada es el posterior servicio de mantenimiento, supervisión, recepción y análisis de las alarmas.
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